El trimestre que va desde el inicio de diciembre al de marzo, es el idóneo para la recogida de trufas negras (Tuber melanosporum). Aprovechando la favorable circunstancia, la semana pasada di un paseo por el valle de la Valdorba, donde todavía pueden encontrarse testimoniales trufas, bajo encinos silvestres y en cuyos pertenecidos, hace diez años, gracias al proyecto Micovaldorba, se comenzaron a plantar arboles micorrizados, es decir con raíces que han sido tratadas con esporas de este tipo de hongos, que ahora empiezan a dar sus frutos. Novato en esta actividad micológica, fue un espectáculo, ameno e interesante, ver las evoluciones de la perra Laxy durante una hora, por un terreno de ocho robadas (media hectárea) y “marcar” una veintena de ejemplares que, para satisfacción del truficultor Ángel Mari , pesaron 1,600 kilos.

Foto de Farrukh
El terreno en cuestión fue plantado con encinos y avellanos, y hace cuatro años empezaron a recogerse las primeras trufas, al principio a pocos centímetros de los troncos, y cada año en un área mas amplia, totalmente yerma debido al efecto de las sustancias herbicidas que desprenden estos hongos. Las trufas ,al principio del verano, nacen como un receptáculo, semejante a una patata, unida a la raíz a unos de 5 – 10 cm, de profundidad aumentando de tamaño hasta poder llegar a pesar unos 200 gramos. Luego se desprende de su soporte y madura, desprendiendo un aroma intenso. Es éste el que atrae a los perros adiestrados, que se paran como si hubieran detectado una pieza de caza y situándose encima escarban para desenterrarla. El truficultor debe estar atento y dar la voz para que el can no siga con su labor, pues una vez desenterrada la come con fruición, en su lugar el dueño le dará, como premio, granos de pienso. y una palmadita en el lomo para que comience de nuevo a olfatear. Ni que decir que el terreno está protegido por un recio alambrado que impide que los abundantes jabalíes que pueblan la zona, se den un festín con uno de sus bocados preferidos.

Foto de Calafellvalo
Los resultados positivos están animando a los agricultores del valle y pronto las ocho hectáreas, actualmente en cultivo, se multiplicarán de forma que podamos hablar de cantidades importantes a la hora de la recolección (una hectárea produce una media de 20 kilos )¿ Sustituirán las trufas a las casi desaparecidas angulas, en las celebraciones navideñas y de San Sebastián? Se trata de un articulo de lujo, cuyo precio supera al de las angulas ( en torno a los 600 euros el kilo), pero al ser extremadamente aromático, bastan unos pocos gramos (no mas de 25) para que una persona pueda degustar una tosta con filetes de trufa, una patata asada con puré de trufa y un revuelto de trufas que llevarán su paladar a la gloria. Según he podido leer en la interesante publicación “Ecoturismo en la Valdorba”, una trufa pequeña puesta dentro de un recipiente hermético 48 horas, con un centenar de huevos enteros, basta para aromatizarlos.

Foto de Calafellvalo
Artículo de Juan José Lapitz publicado en la sección “Saber y Sabor” del El Diario Vasco.




