Cardos con alcachofas

Este guiso ribereño, es mi preferido entre los entrantes, de los almuerzos festivos que celebraremos,  este mes. Además de sabroso y natural, es muy saludable, ya que las fibras de ambas verduras, sirven de arrastre a viandas mas pesadas y grasas que, tomamos como platos de resistencia.

El cardo y la alcachofa, a pesar de su aspecto, completamente diferente cuando llegan a la cocina, son  plantas que pertenecen a la familia de las compuestas, e incluso a la misma especie “Cynara”.

Algunos botánicos creen que ambas provienen del cardo silvestre, que crecía por los campos de Asia Menor y norte de África. De hecho en estado joven, es muy difícil diferenciar una de otra, en la huerta .El “Cynara cardunculus=cardo, es una planta, conjunto de grandes hojas que se unen en forma de penca en su base. Puede alcanzar los dos metros de altura. Con el fin de que blanqueen bien  se encierran con sacos de papel y se atan (todavía hay quien los entierra). Si se les deja crecer dan unas cabezuelas semejantes a pequeñas alcachofas que se abrirán , como aquellas, en preciosas flores de un intenso color violeta.

La parte comestible del cardo, son las pencas, desprovistas de la parte verde, a las que se les debe retirar los filamentos que las recorren , en su parte exterior. Para ello lo mejor es cortarlas con una longitud un poco inferior al diámetro de la cazuela y cocerlas en agua con sal;  una vez blandas los hilos saldrán con facilidad con la ayuda de un cuchillo. Luego se cortan del tamaño de un bocado.

Como alcachofa( Cynara Scolymus) conocemos la cabezuela, de tamaño similar a una pelota de tenis alargada, que está recubierta de unas hojuelas, que se llaman brácteas. Las parte comestibles son el corazon y el fondo, para lo que es preciso retirar y cortar las puntas de las brácteas sin piedad, el maestro Busca Isusi decía, “hay que hacerlo olvidándonos,del precio  que hemos pagado por ellas”, así, todo lo que llevemos a la boca será comestible.  Se oxidan y ennegrecen con facilidad, por ello, hay quienes aconsejan untarlas con limón antes de cocerlas, pero para mi gusto, el cítrico desvirtúa el genuino sabor de la verdura. Una vez  cocidas las dos hortalizas, se echan en un recipiente con aceite caliente se espolvorean con almendra molida y riegan con un poco de agua de la cocción, removiendo un poco para que se forme una especie de bechamel ligera. 

Fotografía: Rosario Aldaz

Artículo de Juan José Lapitz publicado en la sección “Saber y Sabor” del El Diario Vasco.

Recetas vascas de berenjena

El clima, normalmente benigno de nuestro País, propicia que desde estas fechas, hasta bien entrado el otoño, fructifiquen en nuestras huertas las berenjenas, un fruto que por su sabor, jugosidad y adaptación a otros productos, es de mis favoritos, Quiera Dios, que los calores tórridos de la pasada semana no pasen excesiva factura y se agosten las plantas, como al parecer ha ocurrido con algunas tomateras.

La berenjena (Solanus melengana) es una planta solanácea, al igual que las patatas, pimientos y tomates, de bellas flores violetas, que se convierten en frutos oblongos, casi esféricos en casos, que pueden alcanzar un kilo de peso, de fina piel con un bello color morado o jaspeado. Este fruto está unido a la planta por un cáliz erizado de púas, que justifica el dicho “meterse en un berenjenal”, como algo peligroso. Importada de Siria por los árabes, su cultivo y consumo se extendió por el sur de la península , sobre todo en el Campo de Calatrava, donde son famosas las de Almagro, que recolectadas, en estado joven las conservan en vinagre

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          Fotografía: Diógenes

En Euskadi hay varias formas de prepararlas. Si nos atenemos al cancionero, vemos que figura en la letra de la canción “Buen provecho señor”, que popularizó el grupo donostiarra “los Xey” , que dice “..frito de espinacas, berenjenas fritas…”. Seguramente sea la receta mas universal, fácil de cocinar y suculenta. Basta limpiarlas bien, retirarles pedúnculo y cáliz, cortarlas transversalmente en rodajas de medio centímetro de espesor y salarlas bastante. Cuando suelten un jugo parduzco, pasarlas por agua, secarlas, enharinarlas y freírlas en abundante aceite, hasta que se doren. Servir en fuente con un papel absorbente para retirar las grasa.

Hay dos fórmulas vascas, que recoge Ignacio Domenech, “Berenjenas Ondarroa” y “Pequeñas berenjenas a la eibarresa” En ambos casos se cortan los frutos en dos mitades, a lo largo y se vacia parte de la pulpa, que se mezcla con anchoas en aceite troceadas, miga de pan remojada en leche, sal y pimienta. Con esta masa se rellenan las berenjenas y se hornean. En el caso primero se sirven con mayonesa mezclada con mostaza y en el segundo se hornean junto con tomates rellenos con la misma farsa.

Artículo de Juan José Lapitz publicado en la sección “Saber y Sabor” del El Diario Vasco.

Fotografía destacada: Margarida

La fina borraja

borraja - libando

Libando en una flor de una borraja. Fotografía: Ferrán Pestaña

Yo he conocido borrajas en la huerta de mi abuela (que ahora es la mía), desde que tengo uso de razón. Ella era apicultora y para que las abejas libaran dulces néctares fabricaran buena miel, plantó numerosas matas de borrajas de abundante y blanca flor, que se han ido reproduciendo, espontáneas, hasta hoy, año tras año.No necesitan cuidado alguno, tan solo eliminar las malas hierbas que las rodean.

La borraja está considerada por los buenos gourmets como la reina de las verduras. Originaria de los países mediterráneos, es una planta cuyos tallos, cilíndricos y gruesos, unidos por un pedúnculo, terminan en hojas ovales de color verde, y pueden alcanzar medio metro de altura. La característica principal es que tallos y hojas están recubiertas de unos pelillos, largos, agudos, un tanto espinosos, causa principal de que no sea apreciada como se merece. Las flores, según las variedades son abundantes y bellas de colores, azul rosa o blanco.

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Borraja. Fotografía: Manuel Martín Vicente

Tienen múltiples aplicaciones culinarias, principalmente los tallos, que antes de cocinarlos se deben despojar de los pelillos. Para ello, se coge la planta invertida y con unos golpes de cuchillo se quitan las hojas, luego se frotan los tallos con una esponja áspera, se lavan, trocean y cuecen. Se pueden servir simplemente en ensalada con un buen refrito de ajetes, o con patatas. Son excelentes en tortilla, combinan a la perfección con cardos y con alcachofas. Con las hojas rebozadas, fritas y espolvoreadas de azúcar, los aragoneses preparan una fruta de sartén que llaman crespillo. En este territorio existe una cofradía gastronómica del “La borraja y el crespillo”.

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Receta aragonesa de borraja. Fotografía: Zaragoza turismo

Antaño las monjas del convento de Bidaurreta, en Oñate, elaboraban una especie de jarabe con flores de borraja y azúcar, de un bello color violeta, que llamaban “jarrillos”, famosos por sus virtudes expectorantes.

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Artículo de Juan José Lapitz publicado en su sección «saber y Sabor» de «El Diario Vasco» de 1 de abril de 2017

 

 

 

 

Las crucíferas plantas invernales

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Berza. Fotografia: koldo

Las huertas de Euskalherria, no estarían tan verdes en invierno, si no se cultivaran en ellas diversas plantas de la familia de las crucíferas o brásicas, como las berzas , coliflores, brócolis, romanesco, coles de Bruselas, etc.

Esta gran familia esta compuesta por cientos de especies que tienen características y aplicaciones culinarias diferentes, como puede ser la oleaginosa colza, la aromática mostaza, el crujiente rábano, o las dulces remolachas que comeremos en ensalada o de las que se extrae el azúcar.

Hoy quiero ocuparme de las primeras mencionadas, que junto a la morada lombarda, están en sazón en mi huerta y me permiten realizar diferentes combinaciones culinarias.

La berza, es sin duda la mas común. Su nombre botánico es el de “Brásica Oleracea” y de ella derivan las otras variedades, Llanada también col y repollo (sobre todo las de hoja rizada), se cree que fue la base alimentaria de los pueblos prehistóricos y mas tarde, muy apreciada por los romanos. Planta que resiste muy bien las bajas temperaturas, Busca Isusi decía que las que se crían en la llanada alavesa ,están mas finas y tiernas, después de que hayan soportado alguna helada.

Base del banquete de matanza o txarriboda como dicen los vizcaínos, ejerce de complemento vegetal a los productos del cerdo, de forma que el plato sea único. El secreto para que resulte tierna y jugosa estriba, a mi modo de ver, en un fino picado de las hojas y una larga cocción (yo la tengo mas de una hora en suave ebullición) sin dejarla de remover, de tiempo en tiempo. No hay que olvidar el dialogo entre la cocinera y la berza “¿Berza por qué no te cociste?” pregunto aquella, a lo que esta le respondió “Cochina porque no me removiste”.

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Coliflor. Fotografía: Dani Armengol Garreta

La coliflor, por su aspecto y sabor, esta considerada como la reina de esta familia. Con el mismo nombre científico que la col, hay que apellidar, además, como Botrytis Cauliflora para referirnos a ella. Para algunos estudiosos se trata de una variedad derivada de la col, para otros es una especie distinta originaria, desde tiempos remotos, de Oriente.

La pella blanca y carnosa merece diversos tratamientos, antes de presentarla a la mesa, desde cruda conservada en vinagre, como encurtido, a cocida, frita, o en soufflé. Mi forma preferida es cocerla al dente, recubrirla con bechamel, espolvorear con queso rallado y gratinarla al horno.

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Brócoli. Fotografía: Kate Ter Haar

El brocoli o brecol es un híbrido entre la col y la coliflor, que nació en Italia, de donde proviene su nombre castellano y el apodo de itálica, con el que se conoce a esta básica. Semeja a una coliflor de pella verde .Yo saco una doble cosecha, ya que, una vez cortada la pella, dejo en tierra el tronco y las hojas, y al tiempo rebrotan produciéndome nuevas pequeñas pellas. Poco conocida hace medio siglo, su expansión es grande en la actualidad. En Navarra se ven extensos cultivos, dedicados a la exportación.

Tiene las mismas aplicaciones culinarias que la coliflor, pero mi preferida es , una vez cocida mezclar con cebolla confitada.

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Romanescu. Fotografía: rjp

El romanescu esta considerado como un híbrido del brocoli y la coliflor, cuya creación se documenta en Italia, La peculiaridad de esta planta es la pella verde formada por multitud de inflorescencias cónicas, que le dan un agradable y curioso aspecto, Precisamente por ello a mi me gusta desmontarla una vez cocida levemente y saltear los bellos conos con ajo.

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Col de Bruselas. Fotografía: Barealaia Barazki Kooperativa

Col de Bruselas planta de bello y erguido tallo, en el que nacen cubriéndolo completamente hasta mas de medio centenar de pequeñas coles verdes, de un diámetro aproximado a los 5 cm.. Es la variedad Gemmifera dentro de la familia de las Brasicas. Simplemente salteadas en mantequilla son excelentes. En hostelería se emplean principalmente como guarnición.

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Lombarda. Fotografía: metamorFoseAmBULAnte

Lombarda o col roja. Es la variedad Capitata de la familia que tratamos, Es una col de hojas prietas de color tendente a morado, que cortada por la mitad ofrece un bello contraste con las nervaduras blancas. Así como antaño nosotros celebrábamos la Nochebuena con “aza olio”(berza con aceite), en Madrid se acostumbraba a hacerlo con esta variedad de col.

 

Los jugosos pistos

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El Diccionario de la lengua castellana define la palabra pisto como: «Guiso hecho con diversas hortalizas, picadas y fritas, especialmente tomate, pimiento calabacín y cebolla». Estamos en la época más idonea para recrearnos con esta jugosa preparación, empleando productos autóctonos.

La cocina española ha popularizado como el más auténtico el pisto manchego (cuya receta se ajusta a la definición). La vasca, por su parte, nos habla del pisto bilbaino, del que la donostiarra Ana María Calera da cinco recetas diferentes en su obra «La Cocina Vasca».

La docta escritora, en un preámbulo aclara «El pisto tiene tantas recetas diferentes como cocineras lo hacen. Debido a ello, y aunque el pisto se apellida «bilbaino», creemos que sinceramente a veces está muy lejos de llevar este apellido con la veracidad y honradez que se merece». Yo entiendo que el bilbaíno, como ella misma lo certifica en cuatro de sus recetas, se sale de la definición oficial, en que, además de las hortalizas, lleva huevo en su composición, y de ahí su singularidad y apellido.

Algunos cocineros aconsejan que hacen falta tres sartenes para obtener un buen resultado, puesto que las hortalizas tardan diferente tiempo en ablandarse, una en que freiremos la cebolla y el pimiento picado, otra para el calabacín y una tercera para poner a punto el tomate y al final unir el contenido de las tres.

Dicen que, como tantos otros platos populares (paellas, calderetes, sartenadas, etc.), el pisto es una preparación que los hortelanos preparaban en el propio huerto. Si esto es así, no les veo utilizando tres recipientes. Lo que aconseja es ir echando a la cazuela o sartén con aceite caliente, y una vez limpia y bien troceada la verdura, por este orden: prmero la cebolla, cuando empieze a pocharse, el pimiento ( verde o rojo, o ambos), luego el calabacín (a mí me gusta pelado), y por último los tomates, también desprovistos de su piel. Sal y un poco de azúcar para eliminar la acidez del tomate dejan el plato listo para tomarlo solo o acompañado de jamón, huevos fritos, pollo,etc….

Como quiera que estamos sufriendo una severa sequía, a los calabacines que faltos de agua, están más duros y tardan más tiempo en ablandarse. Este año, por lo menos en mi huerta, se están dando bien las berenjenas, yo las añado al pisto, que queda así más sabroso…..Pero no es un pisto, es una ratatouille.


Artículo de Juan José Lapitz publicado en su sección «Saber y Sabor» de «El Diario Vasco» del 25 de agosto de 2012.