Carne de Potro

La Cofradía Vasca de Gastronomía se convirtió ayer en Aula de Cultura, gracias las jornadas organizadas en colaboración, por los convivium de Slow Food de Zaragoza y Donostia, que se están desarrollando en ambas localidades, los jueves y viernes respectivamente a lo largo de este mes de Mayo. En esta ocasión disertó, sobre la carne de potro, la doctora en antropología Ixone Fernández de Labastida ,vitoriana, que durante nueve años ha preparado su tesis doctoral, centrándola en los hábitos de vida del municipio alavés de Valle de Arana, zona en la que hay una interesante ganadería de potros para el consumo de su carne.

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La carne de equino no ha gozado de gran predicamento desde hace siglos, por diversas razones. Algunas de tipo económico, debido a otras crianzas mas rentables , otras de orden religioso. como contó Ixone, que se refirió a documentos emitidos por las autoridades eclesiásticas prohibiendo su utilización como alimento. Por otra parte, cuando, hace ahora un siglo, se abrió el primer puesto de venta de carne de equino, en tierras catalanas, el caballo se empleaba como bestia de tiro, que cuando dejaba de ser útil se sacrificaba y consumía, siendo por tanto, sus carnes de muy mediocre calidad. Hoy las maquinas han sustituido a los caballos y los que se crían, sobre todo en la montaña alavesa, son mimados y alimentados naturalmente, provienen de razas autóctonas (yegua alavesa) bien controladas, y son una garantía para nuestra alimentación.

 image003aLos potros se sacrifican normalmente a los 10 o 15 meses, sus carnes son, por tanto, muy tiernas, y quizá un poco mas dulces que las de vacuno, debido a que poseen una cantidad superior de hidratos de carbono. Son muy ricas en Omega 3, por lo que son especialmente indicadas para quienes tienen triglicéridos o colesterol altos, así mismo su importante aportación en hierro la hacen recomendable a los anémicos.

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Las partes nobles de la res, solomillo o chuletas se recomienda comerlas en filetes fritas o a la plancha. La cadera, un poco mas dura asada, y el resto, como mas gustan los nativos de la zona, es guisada (por experiencia personal puedo decir que no le viene mal una pequeña maceración, en vino tinto, que por supuesto ha de ser de la Rioja Alavesa). En este momento los productores la venden en lotes de 5k. a 50 € lote, a grupos establecidos de compradores.

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Artículo de Juan José Lapitz publicado en la sección «Saber y Sabor» del El Diario Vasco en mayo de 2012.

Fotografías gentileza de Manu Ruiz de Luzuriaga, Slow Food Araba.

Euskal Txerri en Bidania

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La explotación porcina que Pello Urdapilleta, posee en sus pertenecidos de Elola, en el bello valle de Bidania, en el corazón de Gipuzkoa,considerada como el baluarte más interesante del coonvivium Donostia de Slow Food, se me antoja que es un cinco estrellas, traducido al lenguaje de los humanos. Sus inquilinos (115 en este momento) son todos de raza “Euskal txerri”, la única de las tres autóctonas que antaño poblaban estas tierras, ya que han desaparecido la  «baztan” y el “chato alavés” (El de mayor similitud con el ibérico). Viven en entera libertad, tienen rústicos apriscos donde guarecerse de la intemperie, e instalaciones, a cubierto, donde paren las madres y cuidan de su prole hasta que esta pueda valerse por sus propios medios. En su entorno no hay tolvas, sino impresionantes hayas, robles y castaños que, por ese orden suministran hayucos, bellotas y castañas, que los alimentan en esta época del año, el resto dan cuenta del toda la hierba que hay en el entorno, ya que, el cerdo es un herbívoro, capaz de consumir más pasto que una oveja.

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Su vida dura entre 20-22 meses, tiempo en el que alcanzan los 120 kilos, de una carne bien infiltrada de grasa, cuyo 95% va destinado a jamones (prácticamente vendidos en su totalidad a una empresa de distribución suiza) y a la elaboración de embutidos (lomo, chorizo y salchichón) que se curan en la riojana localidad de Baños de Río Tobía.

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La Academia vasca de Gastronmía tuvo la grata ocasión de conocer, la semana pasada, el original criadero y sus resultados sobre los manteles, gracias al buen hacer de Pello en el manejo de brasa y parrillas y su mujer Maite como experimentada cocinera, que haciendo bueno el dicho:”Desde la cabeza hasta el rabo,todo es rico en el marrano”, tras la degustación de los embutidos, nos sirvió unas finas y crugientes croquetas de rabo, seguidas de un original milhojas de oreja. Luego vino un espectacular papada, precocida y asada, una delicia para los cinco sentidos, que nos hizo olvidar que existe la palabra colesterol tal era su exquisito sabor y desgrasado. Si de sobresaliente debe calificarse la innovadora explotación, el mismo calificativo se merecen sus anfitriones.

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Al hilo del tema, mañana en Burgos, que ostenta este año la capital gastronómica española, su ayuntamiento y la Asociación de fabricantes de Morcilla, tratarán de batir el record Guinness, elaborando una de 175 m. de longitud y 200 kilos de peso, de la que sacarán 4.000 raciones.

(Artículo de Juan José Lapitz publicado el mes de septiembre de 2013 en la Sección «Saber y sabor» de El Diario Vasco).

Fritada, típica de Hondarribia

Fritada

Preparación típica hondarribitarra con la que los pescadores obsequiaban a sus huéspedes más distinguidos. Fue plato de consumo obligado en el almuerzo de Nochebuena, fecha señalada para rendir cuentas de la actividad anual de las embarcaciones. Caída en el olvido, asistimos actualmente a un nuevo relanzamiento.

Ingredientes (4 personas)

800 gr. de carne de ternera o vaca de espaldilla

500 gr. de cebolla

400 gr. de pimientos morrones frescos

1 vaso de vino blanco seco

caldo de carne

aceite

sal

Tiempo de cocción: 1 hora

Modo de preparar

Limpiar la carne quitándole nervios y grasa. Cortarla en dados pequeños. Rehogarla en aceite en una cazuela de barro. Picar finísimamente las cebollas. Incorporar a la cazuela. Dejar que se haga lentamente. Una vez blanda mojar con el caldo primero y con el vino después. Sazonar. Asar los pimientos y pelarlos, despepitarlos y cortarlos en tiras muy finas. Incorporarlos al guiso y dejar que siga cociendo hasta que la carne esté blanda y la salsa, poca y espesa, tome un color pardo rojizo.

Receta publicada por Juan José Lapitz en su libro «La Cocina Vasca, sus recetas básicas».

El foie gras una perla gastronómica

1.- Oca

1.- Oca. Fotografía: .Robert. Photography

 

Pocos, que lo hayan saboreado, me contradirán, cuando afirmo que el hígado de ocas y patos cebados, es unos de los productos mejores de la gastronomía mundial, que con solo darle vuelta y vuelta sobre la plancha o conservado al baño maría, es una delicia para el paladar.

2.- Foie Gras

Foie Gras. Fotografía: Gabriel Li

Francia es el principal productor de esta perla gastronómica, que conocemos como foie-gras, aun cuando los he comido muy aceptables en mis viajes a Hungría. Las Landas, Bearn e Iparralde son regiones donde prolifera la cría y cebado de estas aves en grandes granjas o a nivel doméstico.

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Patería de Sousa

La cría y el cebado de estas aves, esta cuestionados por la clase política y por algunas personas, que consideran una brutalidad, forzarlas a comer, hasta el punto de producirles una hipertrofia de hígado. Ignoran muchos de los que así opinan que esta hipertrofia se debe a una capacidad genética de las propias aves. Al ser migratorias y tener que hacer grandes recorridos sin alimentarse con el consiguiente consumo de energía, las ocas, antes de emprender el largo viaje, se autoceban, produciéndose ellas mismas la hipertrofia. Detalle que ya conoció la civilización egipcia, y luego la romana, qua las empapuzaba con higos maduros.

3.- Egipto

Egipto. Fotografía: Alberto González Robira

El proceso actual comienza por la incubación , que dura 28 días, de la que nacen una media de 8 polluelos que pesan unos 120 gr, los 18 días, ya alcanzan el kilo y cuando cumplen dos meses, rondan los cinco kilos. Manteniéndoles con una alimentación normal a base de mucha hierba (dos ocas son capaces de comer tanta hierba al día como una oveja). Ha llegado el momento de cebarlas. Tres veces por día el granjero hace ingurjitar, mediante un embudo que introduce en la boca, del ave entre 600-800 grs. de maíz cocido en agua con un poco de sal y grasa. La sal para facilitar la digestión y la grasa para que los granos se deslicen mejor en su tránsito hasta el estómago. Durante este período, que puede durar cuatro o cinco semanas las ocas permanecen en un reposo absoluto. Encerradas incluso en pequeñas jaulas, cuando se trata de una crianza doméstica.

Al cabo de esta ciclo, la pieza puede pesar 10kg. Y su hígado oscilara entre los 700-900 gr. Se cuenta como caso extraordinario el de un hígado que pesó dos kilos.

Sacrificado el animal, se extrae cuidadosamente el hígado, compuesto por dos grandes lóbulos, se limpia bien y con sumo cuidado se le retiran unas venas sanguinolentas que alberga en su interior. LLegado este momento tiene dos destinos, su consumo en fresco, para el que existen decenas de recetas, además del clásico foie a las uvas. O se conserva en latas o bocales de cristal.

4.- Higado de pato

Higado de pato. Fotografía: Javier Lastras

Yo en mi casa he operado con éxito de la siguiente manera, he cortado el hígado en trozos grandes procurando llenar algunos frascos con un solo pedazo y el último recogiendo todos los restos, he apelmazado bien, para que no quede aire en el interior, he rociado con un poco de armagnac y salpimentado. He cerrado con el cierre hermético, puesto al baño maría durante 75 minutos. Así se conserva durante muchos meses fuera del frigorífico.

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Esto se puede hacer a base de comprar sólo hígados o piezas enteras. En este último caso, si se tiene buen ojo al elegir, puede que la carne nos resulte casi gratis.

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Bloc foie. Fotografía: Gaspar Torriero

Muchas veces me han preguntado, si prefiero un foie gras de oca o de pato, si se trata por cantidad prefiero el de pato que es sensiblemente mayor, en cuanto a gusto, diría que es mas suave y fino el de la oca; el de pato puede tener cierto regusto amargo mas fuerte, que a mi particularmente no me disgusta.

Y si la pregunta es si prefiero el fresco al de conserva, mi respuesta es clara, de entrada una buena ración de bloc de foie en conserva (no trufado) , sin mas aditamento que una rodaja de pan tostado y de plato principal una generosa porción de foie a la manzana. No se si han hecho un sorbete de foie, de haberlo ese sería mi postre.

La llamada del amor de las ranas

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Rana Bermeja. Fotografía: ACM

La rana es un simpático batracio, que con su croar nos anuncia la presencia de zonas húmedas y que en la mesa es un plato delicioso, poco frecuente en la oferta de la hostelería vasca, pero multipresente en la francesa.

Hay muchas variedades de ranas. Hoy me ocuparé de la rana bermeja o temporaría, muy común en los Pirineos. Se trata de un anuro de la familia de los ránidos, que debe su nombre al color rojizo de su piel, que puede cambiar de tonalidades, sin llegar jamás a ser verde. Su longitud apenas llega a los 10 cm, pero puede dar saltos que superan el metro de longitud. El hábitat preferente son humedales de poca profundidad (charcas, lagunas, etc) y riachuelos de poco caudal. La rana bermeja tiene muy desarrollada la membrana interdigital, lo que demuestra su capacidad nadadora. Soporta mal el calor. Por lo que en nuestra zona es mas fácil encontrarla en montañas de altura media.

Se alimenta de insectos , que captura al vuelo gracias a su lengua protráctil, también come lombrices, babosas y caracoles. Puede alcanzar los 10 años de vida. Hiberna de Octubre a Febrero, periodos que se acortan o alargan según la altura en que se encuentre.

Precisamente en esta época del año en que vuelven a revivir, sienten la llamada del amor y realizan grandes desplazamientos, que se conocen como”pasa de ranas”, para concentrarse en determinadas charcas, donde copulan, dentro del agua por la noche. Hace unos diez años acudí a uno de esos lugares de concentración en Quinto Real, territorio en plena muga perteneciente a los municipios de los valles de Baztán y Erro, Urepel y Aldudes, y pude comprobar este curioso fenómeno.

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Huevos de rana. Fotografía: José Manuel Segovia

Cada hembra pone unos 4.000 huevos, que a las tres semanas se convierten en renacuajos, que a su vez al cabo de dos meses serán ranitas perfectamente conformadas.

Especie protegida, no será esta la variedad que nos llevemos a la boca, nos tendremos que conformar, salvo en casos especiales, con las de los criaderos o con las que nos llegan congeladas desde Thailandia.

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Ancas de rana. Fotografía:JaulaDeArdilla

Las partes comestibles son exclusivamente las ancas, que simplemente espolvoreadas con ajo, perejil, pan rallado, sazonadas y fritas, son un bocado delicioso que nos recuerdo a diminutos muslos de pollo.

El Larousse Gastronomique ofrece una veintena de recetas, que van desde envolverlas en bechamel y freírlas, guisarlas a la crema, o presentarlas en salsa meuniere.

Cordero primaveral

 

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Fotografía: Rufino Lasaosa

En estos días de la primavera que acabamos de iniciar, el cordero lechal es excelente en nuestro país y en zonas limítrofes, especialmente las crías de ovejas latxas y carranzanas con cinco semanas de crecimiento euskolabel, de casi obligado consumo este domingo de Pascua.

Aquí estamos acostumbrados a comerlos asados al horno, quizá por atávicas reminiscencias, ya que nuestros antepasados los comían en burruntzi, y todavía en el Baztán se organizan multitudinarios festejos en torno a la hoguera en que, hincados en tierra ensartados en varas, se ponen a punto los perniles de los zikiros, por medio del sistema que algunos denominan «asadito lindo», por que, posiblemente, lo implantaron los indianos, y que para mí tiene la gran ventaja de la carne que no se ahuma.

Pero hay otras formas de comer el cordero, aprovechando, por separado, sus partes nobles, para darles un distinto tratamiento culinario. Cuando de las paletillas se trata, mi pensamiento vuela hacia Navarra, donde guisan unos sabrosos chilindrones, rehogando la pieza troceada de manteca y añadiéndole una fritada de cebolla, ajo pimiento y tomate, y regando el todo con un vaso de vino blanco.

En la Ribera, si aún queda alguna huerta cultivable tras las riadas, lo harán en menestra, utilizando las cuatro sacrosantas hortalizas que ahora están en sazón: alcachofas, espárragos, guisantes y habas. Para las costillas la mirada se torna hacia La Rioja, donde son especialistas en asarlas a las brasas de sarmientos, que les confieren un sabor tal, que uno empieza a comerlas y no sabe cuando acabar.

En la proviencia de Burgo es, sin duda, donde mejores perniles asados he comido. Simplemente los ponen en cazuelas de barro con aceite, los meten al horno una hora, le dan la vuelta rociándolos con su jugo, un cuarto de hora más y los riegan con un vaso de agua. Al cabo de quice minutos más se sala, trocea y sirve. Así de sencilllo, jugoso y suculento.

Las cabezas asadas, según escribió Eugenio Domingo, son afrodisíacas si se comen en pareja, acompañados por hembra placentera. ¿Y los rabios? Fritos, crujientes y calientes.

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Artículo de Juan José Lapitz publicado en su sección «Saber y Sabor» de «El Diario Vasco» del 3 de abril de 2015

«Poule au pot» para el 31 de agosto

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Los historiadores ponen en boca de Enrique IV de Francia y III de Navarra la frase: «Quiero que haya una gallina en la olla de todos los campesinos, todos los domingos», el cumplimiento de tan democrática y social medida, dio como resultado la creación de un plato «la poule au pot», que está considerado como el más emblemático de la cocina bearnesa y del que el monarca calificado como «El buen rey», por su constante preocupación por mejorar la calidad de vida de sus súbditos, se generosas fuentes. Eso ocurrió hace poco más de cuatrocientos años, pero quienes rigieron el país vecino con posterioridad se olvidaron de que tan nutritivo cocido estuviera al alcance del pueblo, cada fín de semana, hasta que llegó un descendiente de Enrique el Grande, Luis XVIII, quien, precisamente hace dos siglos, restableció el dominical condumio9.

Hoy hace doscientos años, que a las tropas francesas que a la sazón ocupaban Donosti, les dieron matarile. Para celebrar la efemérides, la Cofradía Vasca de Gastronomía ha pensado que nada mejor que organizar, a las 14:00 horas, un banquete en el que el protagonista sea el renombrado plato de la cocina gala, para lo que ha entrado a saco en el criadero de Euskal Olloa que José María Pacha tiene en Andoain y se ha hecho con las mejores gallinas del corral y se han dado una vuelta por las huertas aledañas a San Marcial, que también tiene algo que ver con el festejo, y se han hecho con los ingredientes necesarios para elaborar lo que el «Larousse Gastronomique» titula como «Pot-au-feu à la béarnaise», que tiene muchas variantes. He aquí la que los tratadistas consideran más tradicional.

Vaciar y flambear una hermosa gallina. Picar el hígado, corazón y buche al mismo tiempo que una buena loncha de jamón de Baiona. Empapar en leche un cuarto de kilo de miga de pan, escurrirla y mezclarla con el picadillo, ligarla con dos yemas de huevo, salpimentar. Rellenar la gallina con esta farsa y coser el orificio.

Poner a hervir tres litros de agua en una olla, al comienzo del hervor meter la gallina, cuando este se renueve, retirar la espuma. Dejar cocer una hora, incorporar a continuación: puerros, zanahorias, nabos, cebolla, ajos y hierbas aromáticas, sazonar. Mantener a fuego suave, otra hora y media, para que la gallina quede tiernísima. Se sirve primero el caldo con unas rebanadas de pan tostado, luego las verduras y a continuación la gallina despiezada y la farsa cortada en rodajas. Puede acompañarse con arroz blanco o salsa de tomate.

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Artículo de Juan José Lapitz publicado en su sección «Saber y Sabor» de «El Diario Vasco» del 31 de agosto de 2013.